jueves, 31 de enero de 2013

ANICE RECHAZA EL INFORME


La Asociación Nacional de Industrias de la Carne de España (ANICE) ha manifestado su rechazo al informe sobre hamburguesas hecho público por la OCU por falta de rigor.

Según señala la asociación, la información publicada se basa en afirmaciones subjetivas junto a inexactitudes graves y mala fe a la hora de establecer la valoración. En este sentido, se afirma, por ejemplo, que “16 de 20 hamburguesas analizadas llevaban sulfitos, un aditivo para evitar las bacterias y mantener el color original de la carne que en grandes cantidades puede provocar vómitos, dolores abdominales y, en personas con alergia, dolores de cabeza y nauseas…”
Anice manifiesta que la realidad es que los sulfitos son un aditivo perfectamente regulado en su aplicación a los productos cárnicos, y por lo tanto se emplean en las cantidades establecidas en la normativa. Su uso es especialmente importante en productos perecederos como las hamburguesas para asegurar la seguridad alimentaria. Al contrario de lo que se afirma en el informe, los sulfitos decoloran la carne y no tiene razones comerciales sino que se emplean por responsabilidad, para garantizar la seguridad de los productos puestos a disposición del consumidor.
Asimismo, Anice destaca que es claramente improcedente asegurar que su consumo en 'grandes cantidades’ puede generar problemas de salud. Es evidente que cualquier producto, ingrediente o alimento ingerido en grandes cantidades, por inocuo que pueda ser, puede provocar problemas de salud.
También destaca que cuando se afirma que “la gran mayoría de las hamburguesas frescas envasadas llevan conservante u otros aditivos”, se está obviando de nuevo que su utilización en la formulación de los productos cárnicos está regulada por la normativa, y que su empleo es por lo tanto perfectamente adecuado.
Por todo ello, Anice quiere apelar a la responsabilidad de medios y organizaciones en la información al consumidor, y reclama profesionalidad y rigor periodístico a la hora de publicar o redifundir informaciones como ésta que siembran una desconfianza injustificada y producen un importante perjuicio social y económico y cuyas consecuencias son:
• Alarmar de forma totalmente injustificada al consumidor, contribuyendo a implantar una inexplicable cultura de desconfianza y rechazo a los productos alimentarios.
 Desprestigiar a la industria cárnica, que trabaja continuamente, de acuerdo con la exigente legislación nacional y comunitaria sobre la materia, para mejorar los procesos de producción, los controles, la selección de proveedores y la seguridad de las materias primas.
 Desprestigiar a las asociaciones de consumidores que hacen un trabajo serio y responsable para defender los legítimos intereses de la población en su relación con la compra y consumo de alimentos sanos y seguros.

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