
Normalmente en un jamón ibérico se aprovecha un 40-50 % de su peso. Por ejemplo, de un jamón de 7 Kg, 1,8 Kg corresponden al hueso, 2 Kg de grasa y 3 Kg de jamón.
En una paleta se aprovecha entre el 30-40 % de su peso total, siendo mucho más grasa que el jamón, por lo que su precio suele ser inferior.
La grasa del jamón debe fundirse fácilmente con el calor hasta ser líquida, siendo un indicativo de que el jamón es de buena calidad.
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